lunes, 17 de mayo de 2021

 

+ INTRUSOS +

+ historias de Sarovir +




La idea de dar un golpe en La Casa de los Gritos no era tan descabellada. Todo el mundo sabía de las riquezas del Doctor Fierabrás. Las inquietantes historias acerca de sus pacientes no asustaron lo suficiente a Cienpulgas y Cararrota quienes, en mitad de la noche, se arrastraron por el alcantarillado de Sarovir hasta salir en el sótano de la casa.



El trabajo empezaba bien. En la primera habitación, en el cajón de un armario, encontraron una bolsa de monedas de oro!




Salieron animados y con ganas de mas botin pero al doblar la primera esquina, Cienpulgas y Cararrota se toparon de frente con Bobo. Un ser ernorme y deforme que, al no reconocerles, gritó y les atacó con su mazo de guerra. El primer golpe acertó a  Cienpulgas. Cararrota se había ocultado en las sombras.






Oculto, Cararrota lanzó un par de dagas de que se clavaron en la mole, luego, al ver a su compañero herido, saltó sobre Bobo asestándole una cuchillada mas. El habitante de la casa estaba herido, retrocedió tambaleándose  para pedir ayuda pero un último golpe de Cienpulgas hizo que se desplomara.








Los gritos de Bobo alertaron a Alfonso y Juan, los guardias de la casa. Al acercarse encontraron a los ladrones en el pasillo.




Alfonsó atacó a Cienpulgas pero el veterano, curtido en varias batallas, no era rival y con un par de fintas de su espada abatió al guardia.





Juan, el otro guardia, vió caer a su compañero y temiendo por su vida, cargó con su atrapacuellos derribando a Cararrota.




Cienpulgas, viéndose herido de las anteriores peleas y con su compinche caído, ofreció al guardia parte del botín robado. Este aceptó el soborno y abandonó la pelea.




Como había perdido parte de sus ganancias, Cienpulgas decidió seguir explorando aquel sótano. Al cruzar el umbral de una sala un agudo maullido le puso todos los pelos de punta. Una gato anaranjado y erizado hasta lo imposible le bufó y salió corriendo.




Solo otra vez, Cienpulgas encontró un colgante valioso entre la paja de una celda pero en ese momento fue sorprendido por El Capitán, el jefe de la guardia de la Casa Fierabrás.
Cruzaron golpes el uno con el otro y cuando el Capitán falló un golpe, Cienpulgas aprovechó para huir.





Buscando la salida, a lo lejos el ladrón pudo ver al Doctor Fierabrás con su felina mascota y un engendro agazapado a sus pies.




Sopesando sus posibilidades de supervivencia y su botín, Cienpulgas se volvió a meter en el alcantarillado camino de su guarida en Sarovir.




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Pues este es el informe narrativo de otra partidilla mas jugada en el escenario de La Casa de los Gritos.
Una historia que tenía en mente desde hace tiempo. Poder darle vida y jugarla ha sido un gustazo. 
Es un escenario estándar que puedo rejugar mas veces y que tras volver a testear el sistema de la baraja, creo que seguirá creciendo partida tras partida.